LA COMPLEJIDAD DE ESCUCHAR

Hoy vengo a hablaros de lo complejo que puede ser escuchar a una persona y si bien en psicología es una herramienta fundamental de cara a nuestros pacientes, también es una herramienta que bien utilizada enriquecerá nuestras relaciones sociales entre otras cosas.

Tendemos a utilizar las orejas y las palabras que nos dice una persona para "escuchar", cuando esto está muy lejos de lo que supone la verdadera habilidad de escuchar, en todo caso estamos oyendo a la persona. Normalmente nos quedamos con  "has dicho X" o " lo que me has dicho es esto"a continuación solemos buscar en nuestra memoria una historia semejante o incluso un poco más dramática que la que nos han contado y este es el patrón que siguen muchas conversaciones hoy día, nos quedamos atrapados en nuestras experiencias, emociones y sentimientos; claro que sabemos lo que nos ha dicho la otra persona y sabemos repetirlo, pero no hemos captado lo que la persona realmente ha dicho porque estamos en nosotros, estamos escuchando desde nosotros no desde la persona.
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Para escuchar a una persona es necesario utilizar todos nuestros sentidos, no solo el oído, también captamos imágenes, emociones, energías, sensaciones. Por ejemplo si una persona dice ¡fuego! y vemos que sale corriendo, quizás intuyamos que pretende alertarnos de que algo se está quemando, sin embargo si tiene un cigarro en la boca quizás nos esté pidiendo un mechero para encenderlo, este es un ejemplo de como las palabras no son lo más importante, sin embargo tendemos a quedarnos solo con lo que la persona dice y a veces ni eso, a veces estamos tan metidos en nosotros que ponemos en la otra persona sensaciones y experiencias nuestras que no tienen nada que ver con lo que la persona quería transmitir. De hecho, el propio proceso de estar buscando respuestas o palabras para contestar a lo que dice la persona hace que perdamos el sentido de la escucha e incluso a veces ni estamos escuchando las propias palabras que nos está diciendo la persona asi que mucho menos estamos captando toda la esencia del mensaje que nos quiere transmitir.

Resultado de imagen de niveles de escuchaEscuchamos para contestar y esto no es escuchar, escuchar es para escuchar sin ningún otro objetivo, sin consejos, sin juicios, sin ejemplos. El único objetivo es depositar todos tus sentidos en la persona que tienes delante, primero para escucharla y segundo para comprenderla y no es necesario que digas nada. Una vez clarificado que es escuchar vamos a pasar a explicar cómo podemos escuchar a una persona, hay tres niveles de escucha, todos son necesarios y cada uno tiene sus peculiaridades.

- Nivel I Escucha interna: En este primer nivel, la persona escucha desde él mismo ¿Qué significa esto para mí? Pueden ser emociones, palabras o imágenes pero la persona tiene puesto el foco en ella misma, no en la otra persona, deja entrar la información pero no la deja salir, la interpreta acorde a sus vivencias y sus experiencias. Este nivel de escucha es importante porque nos da información acerca de nosotros mismos, acerca de las cosas que son importantes para nosotros, de lo que está ocurriendo a nuestro alrededor y de como nos afectan o no esos hechos.

- Nivel II Escucha enfocada: En el nivel II la atención está puesta integramente en la otra persona, escuchas lo que dice y lo que no dice, escuchas sus emociones y sus dilemas, lo que valora y lo que piensa acerca de un tema en particular o del mundo en general, aquí es donde surge el fenómeno de la empatía cuando somos capaces de dejar nuestros pensamientos y opiniones de lado para comprender a la otra persona en su totalidad, sin juicios, sin un lo que te pasa es esto o yo haría esto. En este nivel la persona no escucha para contestar, fluye con la conversación, da respuestas a lo que le plantea la otra persona y observa su reacción aunque dar una respuesta no tiene porque ser verbalmente, puede ser desde un silencio hasta un leve apretón de manos.

- Nivel III Escucha global: En este último nivel lo único que existe es la otra persona, como si nada más existiera alrededor, empiezas a percibir cosas que ni si quiera son observables, empieza a surgir el fenómeno de la intuición y escuchar cosas que ni el mismo cliente sabe, empiezas a observar patrones de conversación en su discurso, emociones que no se permite expresar. Dejas de escuchar situaciones específicas para escuchar su profundidad, empiezas a escuchar miedos, valores, inseguridades, la importancia de que piensen como él piensa, empiezas a escuchar reacciones y situaciones de las cuales la persona no es consciente. Aquí es donde se producen los cambios, cuando eres capaz de percibir cosas que la otra persona no ve, porque está en su nivel de escucha I , está viendo las cosas desde sus emociones y sus experiencias, porque no puede escucharse desde fuera, de una manera global. Cuándo toma consciencia de lo que dice que no podía escuchar pasan dos cosas: o se defiende utilizando resistencias porque su cuerpo no está preparado para integrar esa información, o integra esa información y produce un cambio significativo.

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Como podemos observar, escuchar es más complicado de lo que parece y es una habilidad que se puede trabajar. Todos los niveles son necesarios para una buena escucha, es necesario obtener información para comprender a la persona y producir un cambio en dicha persona; es muy complicado alternar correctamente los niveles de escucha planteados y solo mediante un trabajo consciente se puede llegar a intercalarlos de una manera adecuada.

Un ejercicio que puede ayudar a desarrollar estos niveles es escuchar una situación significativa para ti de otra persona, que te afecte directamente sin contestarle ni una sola palabra, solo escuchándolo tomarse un par de horas y reflejarle o exponerle lo que ha intentado expresar sin juicios, soluciones o reproches.

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